sábado, 17 de diciembre de 2022

Paco Sánchez. Entre plantas.

 Ese gran edificio.

La convivencia en nuestro querido INEF se organizaba como si de un gran edificio se tratara. Los diferentes pisos se corresponden con el elemento aglutinador por excelencia: las promociones. Un edificio de convivencia de siete plantas en el que, si nos colocamos en el cuarto piso, tenemos una perspectiva muy completa de todas las promociones con la que hemos convivido a lo largo de nuestra estancia en el Centro.


Pero las plantas no eran el único elemento de conexión entre los que residíamos en el edificio. Existían otros lazos, que permitían la comunicación entre plantas. El deporte que practicábamos, las afinidades culturales, la planta de la residencia que nos tocó en suerte u otras actividades que fueron surgiendo con el tiempo. Escenarios que permitieron tejer una fructífera red de relaciones entre todos los que coincidíamos en el tiempo durante aquellos maravillosos cuatro años.

jueves, 15 de diciembre de 2022

Javier Jiménez. La culpa… la tuvo Luis

 Todo Javier Jiménez

Antes

Tenía dieciocho años y andaba perdido, entre Teleco y el autostop para “conocer mundo”, de Algeciras a Estambul, como decía Serrat en su “Mediterráneo”.

Era verano en Cantabria y dentro del grupo de amigos estaba Luis Solar, de Noja, de las primeras promociones de INEF (fue después director del INEF del País Vasco) pertenecía al grupo de amigos de Elisa, mi amiga, mi novia, mi compañera desde los quince años. Me quedé boquiabierto cuando Luis me explicó lo que estudiaba en Madrid, algo parecido a Medicina Deportiva quise entender: movimiento, juego, deporte, entrenamiento, expresión corporal, Anatomía, Fisiología, Biomecánica. Aquello era diferente a la Física, Química, Matemáticas y Electrónica con las que no podía después de dos años intentándolo, sin resultados positivos, y me lo planteé… empecé a entrenar.

Podría haber sido de la sexta… o no. Estuve doce horas en Vargas (septiembre de 1972), haciendo autostop, esperando a que algún alma caritativa me llevara a Madrid para hacer el examen de ingreso, pero no apareció. No había dinero para un tren o autobús y perdí un curso académico, o lo gané, nunca lo sabré, aquel día la pelota no cayó en el lado bueno, que diría Fernando París.

Esa anécdota me permitió entrenar las pruebas de acceso durante un año, iba al propio INEF y trabajaba seriamente con Landa y Cabrera, dos buenos entrenadores de la época y en verano Santoña, Faro del Caballo, carrera por el monte y los 700 escalones de bajada y… de subida, los hacía corriendo y cronometraba el tiempo. Después abdominales, coordinación, natación, salto, balón medicinal.