El
policía, el comunista y el cura
Me llamó la atención entonces y lo he
recordado —y contado a otros amigos— en más de una ocasión.
Como si de una película o un chiste se
tratara, en nuestra promoción también había un trío insuperable de compañeros;
un cura jesuita enamorado del baloncesto, un policía “secreta” —creo que se
llamaban así— y un “comunista” militante, activista y soñador.
Yo los veía como señores mayores en
una clase de jóvenes.
 |
Una jornada de As Conversas |
Para los que entramos en el INEF con
diecisiete años, una persona de más de veintidós o veintitrés años era un señor
mayor. Y a los mayores se les debía respeto y consideración por edad, dignidad
y gobierno, así nos habían educado —y a mí me sigue pareciendo bien, imagino que porque ya soy muy mayor—. Siendo, además de mayores, cura, policía y “comunista”
respectivamente, producían mucho respeto y a mí me hacía mantenerme a una
cierta distancia. Los recuerdo perfectamente hablando entre ellos, tengo su
imagen grabada en mi cabeza conversando en la zona de espera de una de las
plantas del INEF al lado de las escaleras, mientras hacíamos tiempo para alguna
clase. E incluso dirigiéndose los tres juntos a los profesores en
representación de todos los alumnos, en alguna de las situaciones complicadas
de los dos últimos cursos, como si de nuestros padres se tratara.

Tener un policía en las aulas de las facultades
universitarias debía de ser normal en la época, no olvidemos que ingresamos en
1973, Franco no había muerto, se esperaban cambios políticos cuando eso ocurriese
… ¿Pero en el INEF? ¿en una institución “casi universitaria pero no” que
dependía de la Delegación Nacional de Deportes, que a su vez formaba parte de
la Secretaría General del Movimiento, el partido único de la dictadura…? ¿O
quizá fue por eso…? Si Juan Manuel López Blanco vino obligado o voluntario -u obligado,
pero eligiendo destino- yo lo desconozco, y no sé si alguno de nosotros -que lo
conocieron más y han escrito sobre él- lo sabe, igual da. Lo que sí estoy
seguro es que disfrutó tanto durante la formación como cualquiera de nosotros, y si solo
estaba representando un papel, debería de haber ganado un premio de interpretación.
Estoy seguro también de que la formación recibida en el INEF —y no solo la
deportiva o docente— le sirvió en su desarrollo profesional posterior en el
seno de una policía en un estado democrático. Como nos marcó a todos en nuestra
vida profesional y, estoy seguro, también en la personal.
 |
Años 70-80. Obsérvese cómo le mira la Guardia Civil |
Tener un “comunista” debía de ser, en
esos años, también habitual en la mayoría de las aulas de los centros
universitarios serios —las facultades, las escuelas politécnicas— y el INEF ya lo
era de hecho, aunque no de derecho. Había más de uno en nuestro curso y en
otros… Pero José Luis Salvador, “Salva” —con la voz recia y robusta, con su
envergadura, con esa cabeza rotunda y perfilada, con una dialéctica imbatible, con
una formación y curiosidad intelectual inmensa— era el referente. Salva daba la
sensación de que veía todo con más profundidad que tú, que tú te quedabas en la
superficie, pero él escarbaba más y era capaz de encontrar otras perspectivas, a mí, lo reconozco, me imponía mucho, me daba respeto y pudor cuando estaba con él. No solo durante el INEF, donde la
relación era de “adulto” hacia “joven melifluo”, que diría Topete, sino
posteriormente, cuando tuvimos oportunidad de coincidir en actividades
profesionales o tuve la ocasión de visitarlo más de una vez en su despacho de
la facultad en Oleiros. Siempre me producía un gran respeto, y siempre lo veía
muy pesimista, a pesar de que la única foto que se encuentra en internet está con
una plena sonrisa. En los últimos años después de su muerte he tenido tiempo
para leer algunos de sus escritos -y de otros compañeros de nuestra promoción y
de otras promociones- articulados sobre la “Conversas”, reuniones de
reflexión sobre diversos aspectos vinculados al deporte, el juego, la historia,
la política y la cultura. Publicaciones que recomiendo vivamente. Después de
Cagigal, no muchas personas han escrito desde dentro del sector con la profundidad
de Salva y de los compañeros que le rodearon en ese foro de reflexión, en el
que lamento no haber participado.
 |
Una broma. Añorbe ante el espejo |
Tener un cura en el INEF también era una
cosa rara, aunque siendo Antonio Añorbe de la orden jesuita, no debe de extrañarnos.
La relación con Antonio fue, para casi todos, más liviana; por vivir fuera de
la residencia, por su edad y por su propia condición de sacerdote: todos nos
estábamos formando para algo, pero él era ya un cura, tenía una “profesión”,
ocupación, compromiso y vocación … y unas reglas y obligaciones que cumplir,
distintas a las nuestras. Había más distancia. En mi caso, sin embargo, el
hecho de que fuéramos los dos de Zaragoza incrementó la relación, que se
mantuvo después de finalizar los estudios, aunque no por mucho tiempo. Pero sí
el suficiente para pedirle a Antonio que oficiara mi boda; dos años después de
salir del INEF, en 1979, Antonio me casó en la iglesia de los Jesuitas de
Zaragoza un domingo de mayo por la tarde, con quien sigue siendo mi compañera cuarenta
y tres años después. Luego, perdimos el contacto. Antonio siguió de profesor y
jefe de estudios en uno de los centros educativos más importantes de la ciudad,
y fue el inspirador de muchos alumnos y alumnas que luego estudiaron educación
física y son hoy profesionales consolidados.
Más o menos sobre el año 2.000 coincidí
con Antonio en el patio de un colegio un sábado por la mañana; yo iba a ver un
partido de minibasquet que jugaba mi hija, y él, sorpresa, iba a ver otro
partido en la cancha contigua en el que jugaba su hija… entonces ambas con diez
u once años. Antonio había dejado el sacerdocio, se había casado, era padre
(ahora creo que es abuelo) pero seguía siendo profesor en el mismo colegio
donde ha desarrollado su actividad profesional, imagino que hasta su
jubilación. (aunque él se salió del sacerdocio, mi matrimonio sigue siendo
válido).
Un trío memorable, de los que dos ya
nos han abandonado.
Fernando París Roche
San José (Almería) julio 2022