miércoles, 20 de abril de 2022

Juan de Dios Román

¡Chop, chop!

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Revolviendo escritos antiguos me encontré con unas anotaciones de 1976, que hacían referencia a una conversación que íbamos a tener con Juan de Dios Román. Esas notas planteaban una cuestión que un grupo de alumnos del INEF de Madrid, teníamos interés en que nos aclarara.

—¿Se puede enseñar lo mismo sin gritar, sin alguna expresión faltona, sin cogerte del brazo como si te hubieran cogido con una tenaza, sin invadir tu espacio, sin arrollarte…? Sobre esta reunión volveremos luego.

Juan de Dios fue nuestro profesor de Balonmano entre 1973 y 1975. Uno de esos profesores que, tras la primera impresión, o lo amas o te espanta. Yo estuve más cerca del espanto. Luego supe que Juan de Dios es licenciado en Filosofía y Letras, que era una carrera más bien cursi en el imaginario de los estudios universitarios de entonces. No le pegaba nada.

Para nosotros construyó una asignatura sistemática y progresiva. Busqué mis apuntes de entonces, pero como no los encontraba, se los pedí a David Ayora. En los apuntes se ve como, partiendo de lo más básico, construye una docencia inteligible, que te crea la certeza de saber. Incluso las personas con manos pequeñas, los habituados a golpear el balón con los pies, remar o correr en solitario, todos sus alumnos, nos atrevimos después a enseñar este deporte.


Así se convierte un juego en conocimiento.

Ataque y defensa. Un jugador en ataque es un círculo y en defensa un triángulo. La existencia, intercambiable, de un grupo de ataque y uno de defensa, es el punto de partida. Ataca quien tiene el balón, defiende quien quiere conseguirlo. Parece baladí, pero sobre esa situación vamos a construir los avatares para conseguir el objetivo, hacer o que no te hagan gol.

La adaptación del balón y el armado del brazo. No se puede atacar si antes no has metido el balón en la mano. Nos enseñaba como separar los dedos, en qué dirección y entrenábamos la fuerza necesaria para la adaptación. Después armar el brazo. Ese era el momento de la amenaza, lo que obliga a los defensores a reaccionar. Luego tiras o no tiras, fintas o vuelves atrás, pero sin el balón adaptado y el brazo armado, nadie te toma en serio. Pura filosofía.


¡Chop, Chop! Llego a ser el sobrenombre del profesor. Cuando la circulación del balón estaba viva en el grupo, él acompañaba el ritmo y la fuerza con modulaciones de tan peculiar expresión, ¡Chop, chop! ¡recibe y pasa! Funcionaba en el juego y funciona cuando en cualquier tarea de la vida, el ánimo y la fuerza decae, entonces, decir ¡Chop, chop! te facilita un nuevo impulso. Probarlo.

Posición de base. La posición de base es enseñar la predisposición a actuar, la actitud que te recuerda para que estás allí.

—Posición equilibrada que predispone para la acción.

—Esfuerzo continuado de atención.

—Tensión muscular regulada. Ni mucha ni poca.

—Cabeza erguida, tronco ligeramente inclinado adelante y el peso entre los dos pies.

Si sacas estos términos del contexto deportivo, funcionan como un compendio de autoayuda para superar la depresión.

Como conseguir la superioridad (tres contra dos). Eso tiene mucha miga. Es definitivo para meter un gol y posicionarte en la vida.

Yo no saqué en balonmano una buena nota, un seis o algo así. Se desesperaba conmigo porque, buen atleta y saltador, me veía suspenderme sobre las barreras de manos de los defensores, el brazo armado…

—¡Subes como Dios! Te quedas a tomar un café entre las nubes y luego… ¡Pluf! Tiras como una niña de trece años. ¡Rompe la red!

Volvamos a la reunión con el profesor. En 1976, en plena huelga por el futuro incierto de la profesión, un grupo de alumnos decidimos hablar con los profesores que habíamos tenido y decirles lo bueno y lo malo de su docencia. Una osadía de la autogestión estudiantil, en boga en esos momentos. Preparamos la reunión, las cuestiones que ya he señalado al principio del artículo y nos reunimos con él en la cafetería. En realidad, ya nos habíamos rendido a la evidencia de que Juan de Dios, era uno de los mejores profesores que tuvimos. Habíamos encontrado sentido a sus gritos, el choque para ganar el espacio, el contacto para que sepan que está allí, la agresividad necesaria, aguantar el dolor.

Le planteamos críticas de forma, cuestiones banales.

—¿Eso es todo? No hago las cosas todo lo bien que quisiera. Os agradezco lo que decís, pero prefiero el choque. Yo soy el profesor, vosotros los alumnos, no podemos estar de acuerdo.

Y nos ganamos una bronca, por blandos. Ya no volvimos a verle en funciones docentes. David, el autor de los apuntes, y yo trabajamos en el Puerto de Sagunto y volvió a enamorarnos el balonmano y su gente. Volvimos a reconocer deportistas generosos, entregados y sabios. Juan de Dios pasó por allí con motivo de algún campeonato y se alegró al vernos.

—El Puerto de Sagunto es una buena zona balonmanera. Disfrutar.

Así lo hicimos. En el Puerto pudimos amar un deporte que estaba en las antípodas de nuestras cualidades. El balonmano fue una buena escuela para la vida.

 

Este articulo está escrito antes de que muriera Juan de Dios, y publicado en mi blog Deportes y Diversiones, con alguna modificación.

https://luis-antolin.blogspot.com/2020/07/juan-de-dios-roman.html

La foto de Juan de Dios está tomada de internet, en el siguiente enlace https://www.google.com/url?sa=i&url=https%3A%2F%2Fwww.abc.es%2Fdeportes%2Fabci-muere-juan-dios-roman-leyenda-balonmano-espanol-202011282212_noticia.html&psig=AOvVaw2kFJj3jB5LumXOhtalZd3C&ust=1649871622354000&source=images&cd=vfe&ved=0CAoQjRxqFwoTCNDzkJCJj_cCFQAAAAAdAAAAABAE

 

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