sábado, 1 de octubre de 2022

Antonio Sogorb. Reflexiones de la edad

Reconocerlo, asumirlo y enfrentarlo

Sogorb 1974 Foto de Rasueros
Cuando el cuerpo ya no te responde como antaño, cuando el espejo no muestra músculos y piel tersa, sino calvicie, pellejos y michelines, cuando el cabello torna a colores cercanos a la nieve y comenzamos a ser conscientes de cuanto nos ha robado la edad en lo físico, mientras nos lo daba en serenidad y sabiduría, nos encontramos ante los síntomas evidentes de que hemos alcanzado la vejez.

No es igual para todos, se llega sin darte cuenta a edades diferentes, entre los sesenta y los setentaicinco. Esa es la realidad, otra cosa es que seamos capaces de reconocerlo, asumirlo y enfrentarlo. Y es algo que no tiene mucho o casi nada que ver con las capacidades de cada uno, con nuestra validez como personas. La veteranía, el conocimiento, la experiencia, son valores que compensan las pérdidas físicas del paso del tiempo. Pero hemos de saber reconocer nuestras limitaciones y aprovechar nuestras actuales aptitudes con el mismo entusiasmo con el que enfrentábamos hace cuarenta años cualquier prueba física por dura o arriesgada que fuese. No hemos perdido esa capacidad de superación, solo la hemos modificado.

La destreza con la que afrontábamos cualquier reto físico en los años setenta nos resultan absolutamente inviables en la actualidad, del mismo modo que la paciencia que muestro ahora hubiese sido totalmente impensable a mis veinte años. Ya no salto como antes con un minitramp, pero soy capaz de estar casi dos horas moviendo la cuna de mi nieto, ¡jamás lo hubiese logrado en aquellos años!

Hemos de ser conscientes de que lo que la vida nos exigía entonces a la Séptima del INEF no tiene nada que ver con lo que nos reclama en la actualidad, y cuanto antes y mejor seamos capaces de asumir y enfrentar esa realidad, mucho mejor acomodo hallaremos en un mundo y una sociedad tan cambiante, tecnológica y cada vez más deshumanizada como la que nos está tocando vivir.

No pretendo dar una imagen negativa de la vejez, todo lo contrario, con estas líneas simplemente intento transmitiros mis vivencias al respecto y animaros a compartirlas, a intentar ser más felices con nuestras cambiantes vidas.

¡Un fuerte abrazo a todos! 



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