martes, 8 de marzo de 2022

A Salva. José García Murcia y Miguel Ángel Delgado

 José Luis Salvador Alonso empezó con la 5ª y acabo con la 7ª promoción. En A Coruña fundó un grupo que se llamaba Paradoja que se reunía el 23 de abril en torno a una reunión atípica que denominamos Conversas (…feliz hallazgo de Gurri). Cuando murió nos reunimos para recordarle y de él dijeron esto alguno de nuestros compañeros.

 

Entre la 5ª y la 7ª y Carlos Álvarez

Al mago que llevaba con él los vientos del pueblo

José García Murcia

Seducidos y arrastrados por su convincente llamada, aquí nos hemos dado cita para vernos, para oírnos y para CONVERSAR.

El sitio no es caprichoso, es el lugar mágico, donde la pluma del mago quedó sin tinta antes de decir cuanto podía. Tampoco lo son las fechas. Abril viene con fuerza, con luz, con ganas.

¡Qué luz tan maravillosa la que viene del océano al atardecer, me decía yo ayer llegando a Coruña, cuando encaraba el oeste!

Abril guarda fechas para la historia. El 14 la proclamación de la Segunda República, el 25, la Revolución de los Claveles. Y el 23, sobre todo el 23, el día del libro, referente para estas Conversas y para Salva.

Salva siempre quiso y así fue, que las Conversas tuviesen libro ¡Y qué buenos libros los que preparaba! Porque en cada uno de ellos encontramos un tesoro, su fuerza, sus ricas vivencias, las reflexiones de las que sacaba su inagotable aporte “a lo social”, aproximaciones e ideas de su saber, visión crítica y, sobre todo, claves para vivir, para jugar en el estadio de la vida.

Estos son retazos del recuerdo más cercano, allá en Madrid, donde llegué después de corretear tras los cueros descosidos, después de jugar en calles sin asfalto, después de saltar y voltear una y mil veces el plinto del gimnasio, quedan otros recuerdos, otras luces.

Allí, en Madrid, conocí a Salva, al infatigable mago luchador que llevaba consigo los vientos del pueblo.

 


José Luis Salvador o “la mosca cojonera”

Miguel Ángel Delgado Noguera

José Luis era una persona irrepetible. Una mezcla de la sabiduría, apertura, diálogo, crítica e ironía del sevillano, madrileño y gallego (nota del transcriptor. Nacido en el Puerto de Sagunto, en Valencia). con quien tuve la fortuna de compartir algunos momentos inolvidables.

Época de estudiante

Cuando conocí a Salvador yo era un profesor novel y él líder estudiantil. Era un estudiante que me impresionaba. Recuerdo que, en una ocasión, después de una protesta de los estudiantes del INEF de Madrid, ante la sospecha de que algún estudiante o quizás un profesor fuera un chivato ante la dirección, en la cafetería me dijo “¿Miguel Ángel, tú con quien estás?” “Yo con los estudiantes”. ”Ya lo sé”, me respondió. Hacía muy poco tiempo que yo también era estudiante y como tal me sentía. Salvador siempre se mantuvo al lado de los estudiantes.

La cultura

La afición al teatro, al cine y a la literatura de Salvador me apasionaba. En eso también era un alumno de Salvador. Íbamos a ver teatro, oír música a los Colegios Mayores. Una de las visitas al Johnny, El San Juan Evangelista, fue para ver Marat Sade de Peter Weiss, una representación sangrienta del sufrimiento del hombre, que plantea la duda de si la verdadera revolución se produce cambiando la sociedad o cambiándose a uno mismo. Antes de empezar la obra, en la pantalla intentaron proyectar un documental prohibido sobre el PCI, Partido Comunista Italiano, y en ese momento irrumpieron “los grises” y se produjo la desbandada. Yo salí con Antonio Rodríguez Andrade, un compañero malagueño, y con Salvador. La policía nos dejó salir, pero a los pocos metros, en dirección al INEF, una “lechera” nos para y nos pide la documentación. Me enteré en ese momento de que yo ya estaba fichado, siempre le dije a Salvador que por su culpa me mandaron a hacer la mili a África, a las Islas Chafarinas.

Pierdo su rastro

Durante un tiempo solo lo vi ocasionalmente. Él estaba metido en la gestión, lleno de ilusión por ocupar la calle con actividades deportivas. En su labor, en el mundo de la recreación y del ocio, conjugaba la teoría y la práctica. Hay una frase de Isidoro de Sevilla que siempre ha estado presente en mi vida, “la práctica sin teoría es una inutilidad. La teoría sin práctica te convierte en arrogante”. Vivió la práctica del juego, como un niño, estudió el ocio y la recreación como un sabio.

Sus conferencias

En los congresos que hemos coincidido siempre he asistido a sus conferencias. Él decía que la conferencia era el espacio-tiempo privilegiado en el que una persona asiste a su propia charla dada por alguien que llevamos dentro. Ilustraba como nadie sus conferencias con fotografías y viñetas. Me aficioné a coleccionar viñetas por su culpa. Cuando finalizaba siempre me acercaba y le decía lo que me había impactado de lo que había dicho. Y con sencillez, me dijo un día “me alegro, pero no era eso lo que quería decir. Incorporo esa interpretación a mi mensaje.”

Salvador bordillo. una mosca cojonera

Salvador era una mosca cojonera, una voz crítica con todo lo que era educación física, el deporte, la gestión, la universidad y los INEFs… y de la vida. Las Conversas (23 de abril), son un espacio de encuentro, crítico, plural y divertido. Lo mismo ocurre con el grupo Paradoja, Os papeis do corpo y otras iniciativas en las que estaba presente Salvador. Siempre he pensado que si no existiera una mosca cojonera en la profesión habría que inventarla. Escribió Moscardas, moscas y mosquitos, un librito en el que no deja títere con cabeza y lo firmó como Salvador Bordillo.

Tesis doctoral sin zancos

Tuve la oportunidad de formar parte del tribunal de su tesis doctoral. Mereció la pena estar allí, no para juzgar, que era mi papel, sino para disfrutar. Su tesis me sirvió para conocer al estudioso del deporte. Fue una brisa de aire fresco, no se estudiaba la biomecánica de un acto deportivo, ni el método de enseñanza mejor para lograr mejores resultados, tampoco los efectos psicológicos del deporte. Se estudiaba la cultura, la historia y la política del deporte. Cuando terminé la tesis, le dije “que suerte que va a doctorarse alguien que no se va a montar en los zancos”. He conocido muchos estudiantes que una vez leída la tesis doctoral se suben en los zancos de la prepotencia y la vanidad, que me hace pensar que una persona estúpida, una vez doctorada es un doctor estúpido (en masculino y femenino).

Ensayista y estudioso

Desde un punto de vista más actual y moderno del enfoque de la historia, la obra El deporte en Occidente, supera la Historia del Deporte de Carl Diem. Quizá me mueva mi admiración.

Sus ensayos ¿Qué cuerpo? Son de una profundidad admirable. En uno de ellos, por lo que escribía entre líneas, me enteré de su enfermedad. Le llamé, no sabía como preguntarle. Me dijo que iba a morirse, hablamos, no sé de qué, y se despidió de mí serenamente. Incluso me dejó tranquilo.

                                                                                                             Bastiagueiro, 23 de abril de 2010.

 

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